En este primer volumen de la serie de Cuentos de Hadas y Otros Seres Fantásticos, incluyo versiones libres en que hago énfasis en el sentido del humor, sobre todo ahora que necesitamos sentirnos alegres y confiados como niños.
El cielo se cae
Una hermosa tarde soleada, Pollito iba paseando tranquilamente por el campo cuando sintió que una bellota le golpeaba la cabeza. Asustado, pensó que el cielo se venía encima, así que fue corriendo hacia la aldea para avisarles a los demás animales. En el camino se encontró a sus vecinos, la Gallina y el Gallo.
–Rápido –les dijo–, ¡el cielo se está cayendo! Tengo que decírselo a todos. Por eso voy a la aldea.
–Te acompañamos.
En el camino se encontraron a doña Gansa.
–¿Qué les sucede? –preguntó al verlos tan asustados y al saber la terrible noticia, decidió ir con ellos–. ¡Santo cielo! En este país nunca había pasado nada como esto. Seguramente el alcalde sabrá qué hacer. Vamos a verlo a él.
La Ardilla y el Pavo los vieron venir y se acercaron para enterarse de todo.
–¡Terrible, terrible! –decía la Gallina temblando y corriendo de nuevo–. El cielo nos va a aplastar –dijo ya de lejos. Así que el Pavo y la Ardilla se unieron a ellos.
–Jamás pensé que podría morir aplastado por el cielo –decía el Pavo.
–Ojalá que el alcalde se decida a construir un refugio para todos –comentó la Ardillita.
Más adelante, en la orilla de una laguna, vieron a los señores Pato y Pata, que cuidaban de sus huevos.
–¿A dónde corren todos? –preguntó doña Pata.
–Ay, pobres de sus criaturas que no nacerán jamás si no hacemos algo –dijo la Gansa acariciando con sus alas a los huevos.
–¿Pero a qué se refiere, comadre? –preguntó la Pata.
–¡A que pronto el cielo se nos va a caer encima!
–¿No ha escuchado cómo que cruje? –preguntó Pollito, encabezando la marcha que ya se alejaba.
Los señores Pato y Pata decidieron ir con ellos.
Al llegar a una colina, los vio el zorro, que estaba medio escondido entre la hierba. Como tenía mucha hambre, se imaginó a todos esos animalitos servidos en un gran plato. Pero como los vio muy espantados, le entró la curiosidad y salió de su escondite para preguntarles qué pasaba.
–Les estamos diciendo a todos que se cuiden, que el cielo se cae –gritó Pollito.
–Sí, y vamos a ver al alcalde para que nos ayude –le aclaró la Gansa.
–Y ¿por qué no mejor van a ver al rey, para que haga algo? –preguntó el zorro.
–¡Tiene razón! –dijeron unos.
–¡Cómo no se nos había ocurrido! –exclamaron otros.
–Pero ¿alguien sabe cómo llegar ante el rey? –inquirió Pollito.
Nadie sabía, pues hasta entonces ningún animal estaba enterado de que tenían rey.
El zorro dijo que él sabía y que conocía un atajo, así que los guio a su madriguera y trató de comérselos a todos. Pero los animales lograron huir y nunca más volvieron a seguir a nadie que creyera que el cielo se estaba cayendo.