La entrevista de Goethe y Napoleón

Les comparto el capítulo 20 de mi novela de ficción histórica En el laberinto. Algunas palabras y detalles de este episodio están rigurosamente apegadas a los hechos. Pueden leer los restantes capítulos en Wattpad, sin costo alguno. ¡Bienvenidos todos sus comentarios!

El genial Goethe fue introducido por un chambelán a la habitación en que Napoleón comía. Éste vio de reojo al escritor alemán de 58 años cuyo Werther le fascinaba, pero siguió regañando a la servidumbre un rato más antes de saludarlo, sin ponerse de pie. Esto no ofendió a Goethe, quien a su vez se sentía deslumbrado por Bonaparte, a quien consideraba un gran hombre, casi la encarnación de un héroe de alguna de sus novelas.

Justamente en ese momento Napoleón exclamó, señalando a Goethe:

–¡He ahí a un hombre!

Invitó a sentarse al vate alemán y conversaron un rato sobre variados temas. No podían faltar referencias al sufrido Werther y Napoleón se permitió criticar algunos pasajes de la novela con una genialidad que le ganó aún más el respeto del autor.

Halagado por el asentimiento de Goethe ante sus críticas, Bonaparte preguntó:

–Y ¿en qué trabaja ahora?

https://youtu.be/6b0UGTVAfxs

–Escribo algo para el teatro, pero también pulo un drama ya empezado; de hecho, creí que lo había terminado, pero voy a mejorarlo, ya que deseo llevar a la cumbre de las letras una historia que circula por Alemania de antiguo acerca del Diablo.

–¡Vaya! ¡Maravilloso! Continúe usted, por favor. ¿De qué trata esa leyenda?

–Usted le ha llamado acertadamente leyenda: se trata de un hombre llamado Fausto, quien ha comido los frutos del árbol de la ciencia sin quedar ahíto y sí muy decepcionado; entonces vende su alma a Mefistófeles a cambio de juventud, un goce limitado y el amor de una joven inocente.

–¡Estupendo!

–Pero no me centraré en la anécdota, sino que, sobre ésta, iré colgando, como si se tratara de un largo hilo, todo cuanto atañe al drama de la naturaleza del ser humano, en lo individual y en lo social. ¡Historia, política, religión, amor, ambición…! ¡Todo estará ahí representado! Es una narración en que aprovecharé los recursos del verso y del teatro, y si un día la humanidad dejara de existir, podría ser el más completo testimonio de nuestro paso por la Tierra.

Napoleón aplaudió parsimoniosamente y luego levantó su copa.

–¡Pues escriba usted, escriba mucho! Ya sabe que soy un lector apasionado de sus obras. He leído y releído su Werther y lo llevo a todos lados, incluso en campaña siempre lo tengo a la mano. Pero dígame más.

–Hay una parte… mmh, en la que encajaré lo pagano, que es tan propio de las leyendas, y me referiré en específico a la noche de Walpurgis, nuestra noche de brujas alemana. Una especie de intermezzo entre dos partes mayores de esa que será la enciclopedia de la naturaleza humana. Y este interludio será el pretexto para juntar a los aterradores seres de mitologías paganas con creencias que se han desarrollado más en consonancia con el cristianismo. Un encuentro de seres fantásticos en medio de las danzas del aquelarre mayor del año.

–Señor Goethe, ¡concédame el honor de ser yo el primero en leer su historia de historias! Pero, dígame: ¿un aquelarre así podría ser real?

–Es una creencia popular tan arraigada entre los habitantes de la sierra del Harz que aquella reunión en realidad sucede, específicamente en la montaña del Brocken, que por ello protegen como pueden a sus familias, hogares, animales y cosechas cuando se acerca la fecha de tal celebración.

–Herr Goethe, todo mundo sabe que soy un valiente, pero ante eso que me dice, no me aventuraría a subir al Brocken esa noche. Todo peligro debe ser necesario y provechoso. La curiosidad no sería suficiente fuerza como para impelerme a esas alturas a arriesgar mi vida o mi cordura. ¿Y en qué fecha se celebra esa noche? ¿Acaso por el Día de Todos los Santos?

–Seis meses después –Goethe hizo memoria–. ¡De hecho, Sire, es justo hoy!

Napoleón dio vueltas a su copa frente a sí y meditó un poco: Fouché cumpliría su encargo en unas horas. Franz había sido muy insistente y pronto los verdugos estarían “trabajando” sin descanso con las guillotinas en la Plaza de la Revolución. ¿Pero por qué tanta insistencia de que fuera justo esta noche? A su genio no se escapó que tenía algo que ver con la adoración al Diablo.

Otros personajes entraron a charlar con Napoleón.

–Bien, creo que es la hora en que debo irme –susurró Goethe a un chambelán.

Éste le hizo una seña afirmativa, pero Napoleón aún tenía algo que hacer y decir ante Goethe. Pidió que le acercaran un estuche y se acercó al escritor para colgarle en la solapa la cruz de la Legión de Honor. Mientras lo hacía, comentó:

–No crea usted, señor Goethe, lo que se dice, que usted es un traidor a su patria por haber venido a verme. Algún día toda Europa será una gran nación y este encuentro pasará a la posteridad como un preámbulo de esa grandeza. Por favor, siéntese un momento más y dígame: ¿Conoce usted a un alemán de nombre Franz Herz?

Goethe se estremeció al oír el nombre.

–En realidad tengo que irme, pero antes debo decirle esto: tenga mucho cuidado con ese hombre, pero mucho cuidado. Es amigo de alquimistas ambiciosos, hechiceros… y Dios sabrá de qué otra clase de gente que se aficiona a andar entre tinieblas.

Al quedarse sólo, Napoleón tembló ligeramente. Intuyó que se estaba metiendo con fuerzas con las que en ningún momento deseaba alianzas. Su genio le indicó que la matanza de esa noche era algo inútil para sus fines pero provechoso para alguien extraterreno. Difícilmente llegaban a mil los que merecían la guillotina en esos momentos, pese a ser uno de los periodos más convulsos de la historia de Francia, pero en realidad serían muchos más los descabezados, ¡para ello se habían fabricado tantas máquinas! Sin embargo, era demasiado tarde para detener a los verdugos. Ahora ningún mensajero llegaría a tiempo para parar a Fouché.

2 comentarios en “La entrevista de Goethe y Napoleón”

  1. Vaya, la trama que has montado tiene tantas posibles ramificaciones y giros montados sobre hechos históricos reales cohesionados con creación literaria. Me imagino alguna influencia de Lovecraft. Espero poder leer la obra completa.

    1. Hola, Bernardo. Agradezco tu comentario y puedo asegurar que la historia te sorprenderá, sobre todo en el penúltimo capítulo. Será un gusto contarte entre mis lectores. Un saludo cordial.

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