Uno de los presidentes que más problemas dio a los mexicanos fue Antonio López, quien se quiso hacer pasar por “alteza serenísima” en 1853 y al que Enrique Krauze calificara como “el seductor de la Patria” en su libro Siglo de caudillos, pero un seductor de lo más insaciable, puesto que puso a la Patria en once ocasiones de cabeza, cantidad de veces que ocupó la presidencia.
Este libro nos narra el nacimiento de un héroe y la irrupción de un gran traidor en nuestra historia patria, lo que demuestra que en los peores momentos de nuestra vida nacional, la fidelidad al dinero ha sido más fuerte que la fidelidad a los más grandes ideales.
OTRA VEZ SANTA ANNA HACE EL RIDÍCULO
En 1827, los masones escoceses, en respuesta a las acciones emprendidas por los yorkinos en su contra y temiendo que éstos ganaran las próximas elecciones presidenciales, se levantaron en armas en Tulancingo encabezados por su gran maestre Nicolás Bravo. De inmediato Vicente Guerrero recibió órdenes de acabar con los insurrectos.
El 2 de enero de 1828, el presidente de la república, Guadalupe Victoria, quiso lavar la imagen de Bravo al declarar que los escoceses habían logrado corromperlo porque tenía “pureza de corazón”. Vicente Guerrero logró acabar con la insurrección y Nicolás fue desterrado. Cabe aclarar que Santa Anna iba hacia Tulancingo para sumarse a la rebelión, pero sus hombres desoyeron el llamado a la lucha, así que se vio obligado a apoyar al gobierno.
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