Tu sutil inteligencia veraz me fulmina
Te aprendo paso a paso
Paso a paso de la vida
Tus ojos como ascuas en el cielo
Tus piernas como ríos de leche
Tu vientre como selva piadosa en que desciendo
Tus manos en que andarme puedo
Llegarme puedo
Terminar pretendo.
Tú toda me provocas vida
Reverdeces visiones
Enrojeces venas oscurecidas.
Te busco paso a paso de la noche
Cara tras cara de las constelaciones
Me detengo en el nido donde yaces
Me sumerjo en tu impiedad calurosa
En tu indiferencia amante
En tus palabras que me ofenden
Y me destinan a ti.
El rostro de la noche sabe a las flores de miel de los ancestros
Las calles sollozantes son más largas e indecisas
El viento tiene miedo de que no resurjan las ventanas familiares
Que dan cohesión a la existencia.
Y en ese vagabundo valle fugitivo
Donde alguien planeó nuestros hogares
Te desvelo con aromas de suicida
Te rearmo con hálitos de primavera
Te enciendo con la canícula del verano
Me entremeto en tus carnes con la escarcha del invierno.
Sólo tú me provocas vida
Sólo tú has visto al niño que llora en mis esquinas.
Savia cara, roja, negra y fugitiva
Escasa y solitaria
Se desliza a desgana por mis túneles
La vida se hace lenta
Las horas eternizan depresiones
Y sólo tú me provocas vida con la canícula de abril.
Pero hace frío cuanto tiende
Su capucha rota la noche enloquecida
Recibiendo luz del eterno en chispazos y asfixiando a los hombres del
ocaso
Que crepitan cuando el sol se esconde
A los hombres que abandonan sus madrigueras
En pos del alba de tus ojos claros.