Te dejo, intacta y violenta,
Abierto el jardín ambarino de noche borrasca.
Rodeada del arma de un miedo,
Te dejo, violenta e intacta.
Te dejo, intacta y violenta,
Como el fuego y la sal de una entraña,
Como un carácter, cordura sin cuerpo,
Como una santa desnuda y cansada.
Te dejo en el fresco
De luna con ramas.
Te dejo, niña, en un cesto De luna y manzana.